LO QUE SUBE, TIENE QUE BAJAR
La R5 tiene una misión: llegar a la cima, rápido. Pero a pesar de toda la gloria y la fanfarria que acompaña a una llegada en cima, rara vez es la única subida del día. Y aunque una carrera no suele ganarse en un descenso, sin duda puede perderse. Una bicicleta de montaña que no puede tomar una curva cerrada es como una taza de café descafeinado. Esta es la cuarta versión de la R5 y, aunque el peso y la rigidez han variado a lo largo de los años, el manejo, el equilibrio y la destreza sin igual en los descensos se han mantenido constantes desde el primer día.